SALINAS-SANTA MARIA DEL MAR 02.01.16

RECORRIDO: Salimos del mismo punto donde terminamos la ruta anterior: la Playa de Santa María del Mar. En su extremo oriental, se baja un puentecillo de madera desde la carretera sobre el río playero, se cruza al otro lado del arenal y, a pie de acantilado, comienza la senda, que trepa por la ladera en fuerte pendiente. Es de gravilla con un pequeño riego asfáltico, tanto que ya se levanta en algunos puntos. Pero no está mal, encajado en su bordes de madera, con bancos y miradores cada pocos pasos y con unas preciosas vistas que mejoran a medida que se va ganado altura.
Al oeste, el  recorrido de nuestra ruta anterior: primero se divisa toda la costa y valle de Santa María, desde Bahínas a Naveces; luego, el cabo Vidrias; y más arriba, una vez que pasamos el islote de La Ladrona, casi pegado a la costa, ya comienza a verse la isla de Deva, antesala del Playón de Bayas. En el sentido de nuestra marcha hacia el oriente, caminando con el mar a babor, al borde de altísimos acantilados de postal, alcanzamos el Mirador de las Arribas, el punto más alto, con la primera vista del pueblo de Arnao, minero de carbón y cinc: viejo castillete (el más antiguo de Asturias, hoy Centro de Interpretación del Cinc y del Devónico), playa, Fábrica y caserío urbano. Bajamos y lo recorremos por ese orden, ahora sobre asfalto.
Cruzando por el centro del parque urbano local, frondoso y verde, se retoma, al otro lado y no sin alguna dificultad, la senda de tierra, que arranca de una estrecha callejuela de cemento a mitad de calle, cuesta arriba y entre casas, el mojón indicador medio escondido a un lado. La subida es aquí bastante fácil, muy abierta y rodeada de monte bajo.
A media altura, al lado de un panel explicativo, una breve parada y una mirada atrás nos permitirán contemplar toda la zona de Arnao que hemos pateado y el imponente complejo industrial a nuestros pies, que mira al mar en su estratégica e incomparable ubicación. Aparecen luego los pinos y los helechos, pero la vegetación no es aún ni muy alta ni tupida. El Mirador de Pinos Altos, en la cima, es una amplia explanada verde con dos sucesivas Áreas Recreativas, amplias y bien dotadas, la última de las cuales cae en vertical precipicio sobre la carretera y el paseo de Salinas, una miniatura a nuestros pies.
Nuestra senda continúa por la ladera opuesta del elevado mirador, que ahora sí es un verdadero bosque de pinos altos. Los enormes tojales sustituyen aquí a los helechos y se asoman al camino, encajado y sombrío, que baja en picado y en cerradísimas curvas hasta toparse con las primeras casas de Salinas, altos edificios de pisos en colmena que, vistos aún desde arriba, nos reciben con una sensación de vértigo.
 Santa Maria






 Oleaje dònde el Museo del Ancla






 Playa del Cuerno







 Arnao








 Arnao y su Museo de la Mineria















 Playa de Santa Maria


























































 Santa Maria del Mar















































 Museo del Ancla desde Pinos Altos






 Salinas



































































































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